viernes, 7 de septiembre de 2007

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Despierto, tengo frío, hace mucho que no siento el frío en el cuerpo y el espejo ya no me responde con una sonrisa. La mirada se me ha teñido de melancolía y de verdad, no conozco el motivo. La vida se me componía de pinceladas y huidas a lo alto de una roca. El viento, los pajaros cayendo en picado hacia mi sesera y golpeandome, el olor a musgo, el silencio, el no silencio del silencio, el aroma del porro fundiendose con la corriente. La paz, la quietud, la tranquilidad.
Mierda, tantas formas hay de describir lo que tanto hecho de menos, eso que ya no tengo.
"debo aprender a vivir...
...y a morir"
Alas rotas, mi angel, aliento descompuesto en compases de 2 por cuatro, sílabas perdidas por el balbuceo bajo las sábanas y las lágrimas cayendo al ritmo de los golpes en el pecho. Cayó pluma de buho en el asfalto. El sentido se perdió y sólo queda el tráfico y el humo y la polución y el olvido. La música rara vez suena ya...
el volúmen...
el sonido en mute.

de nuevo, la melancolía...

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